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La muerte del autor y el conocimiento libre


Leí hace agun tiempo que, en el camino hacia la cultura libre, requeríamos de la muerte del autor. En el artículo, los/-as cultores/-as de Sursiendo nos hablan del endiosamiento de quien se abroga la autoría de algo y su negación al hecho, prácticamente irrefutable, de que la cultura es hija de la remezcla e interpretación.

Sin pretender defender ese endiosamiento del/-la autor/-a, debo confesar mi casi absoluto convencimiento de que si bien es cierto que no somos dueños/-as de lo que pensamos como un producto genuinamente único y de nuestra propiedad, el reconocimiento de aquellos/-as de quienes hemos bebido (y a veces regurgitado también, por qué no) conceptos e ideas, es absolutamente necesario.

Para mi cada día es más evidente que el reconocimiento explícito del origen de los términos que usamos porque los hayamos bebido de otros/-as permite su trazabilidad y, sobre todo, habla de nuestra honestidad intelectual.

No pretendo esgrimir aquí argumentos morales, apenas decir que, en medio de esa evidente y notoria remezcla de la que somos objeto y también sujeto, es evidentemente necesario, reconocer cada uno de los pliegues de los cuales se configura aquello que vamos siendo, intelectual y socialmente.

Un comentario en “La muerte del autor y el conocimiento libre

  1. Cuando escribimos no sólo escribimos sobre el tema en sí, sino que también (y al mismo tiempo) escribimos según como somos. Siempre hay una marca personal. Ocultar al autor es postular que podemos ser totalmente objetivos, y en realidad esto es imposible. Luego, sólo podemos interpretar. Por eso el filósofo Humberto Maturana ha acuñado el aforismo «todo lo dicho es dicho por alguien».

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